¡Pasmado!

¡Pasmados!… así describe un amigo a la redacción de un medio mexicano.

Así me siento yo, pasmado.

Tengo la suerte de contar con un buen grupo de amigos estadounidenses muy inteligentes. La posibilidad de que Donald Trump fuera presidente era motivo de risa entre ellos. Yo siempre dije ‘todo es posible’ pero muy en lo profundo pensaba ¡no!

Las noticias del Brexit  y del no a la paz en Colombia eran mis argumentos cuando decía si, si es posible, pero ni yo mismo quería creerlo, la presidencia de Trump sería la negación de todos los fundamentos de la nación. ¡No!

Llevo dos días pasmado, tratando de entender, tratando de medir el alcance. Hay quien dice que las sólidas instituciones democráticas estadounidenses limitarán severamente el poder del Narciso, ¿será?

Para mí, el inicio de la presidencia del demagogo siempre estará marcado por el llanto inconsolable de mi hija. Vi la mayor parte del resultado de las elecciones en un bar donde fumar puros está permitido. Cuando era clara la victoria del de las manitas decidir ir a casa, me encontré a mi hija menor pegada a la televisión. Me senté junto a ella cuando anunciaron que el de la piel anaranjada iba a dar un discurso. Me voy a dormir le dije a mi hija, no estoy de humor para escuchar a este hijo de puta. Normalmente no uso ese tipo de lenguaje con mis hijas pero, el martes fue un día especial. 3 o 4 minutos más tarde oí un fuerte llanto, corrí a la sala temiendo lo peor… efectivamente, un sociópata acababa de ser electo presidente de los Estados Unidos. Mi reacción, la única posible, fue abrazar a mi hija y decirle que todo iba a estar bien, los padres mentimos, tenemos que mentir para consolar a nuestros hijos. No le podía decir lo que estaba pensando, que no, que nada iba a ‘estar bien’.

La construcción del muro, la deportación de nuestros paisanos, la base de datos de musulmanes, la vigilancia en las mezquitas. Muchos dicen que fueron solo promesas de campaña, que  no se podrán implementar y sin embargo… más de 60 millones de estadounidenses votaron por esas ideas…  la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, leyes para discriminar a los homosexuales, enseñanza de ‘creacionismo’ en las escuelas… El KKK y los neonazis también votaron… la no ratificación de los acuerdos de París para combatir el calentamiento global, una Arabia Saudita con armas nucleares, guerra comercial con China, guerra con, guerra por, guerra.

La fuerzas oscuras se mueven, el racismo ahora será bien visto, el experto en declararse en bancarrota siempre dijo que lo ‘políticamente correcto’ no es necesario, habrá que llamar a los negros ‘niggers’, a los mexicanos ‘wetbacks’ y a los homosexuales ‘fagots’, insultar a las mujeres y abusar de ellas, los pequeños verán esto como la nueva norma.

La palabra tortura no cabía en el discurso político del país del Norte. Dick Cheney, vicepresidente de ingrata memoria le llamaba ‘Técnicas de Interrogación Mejoradas’. Si sólo hubiera sabido que tan popular iba a ser la palabra tortura... Y no sólo eso, el Presidente Electo ha mencionado matar a las familias de los terroristas. Los Estados Unidos dejaron de ser el faro de libertad y justicia que alumbraba al mundo, hoy son, cuando menos en el discurso, una dictadura más.

Mis hijas ya son mayores, entienden, yo no sé cómo le explica alguien a su hijo de 10 años que el presidente de los Estados Unidos presumió de ‘agarrar vaginas’ sin consentimiento. ¿Cómo se le dice a una niña que se le califica de 1 a 10 por su apariencia, no por su cerebro? ¿Cómo se les dice a todos los niños que las mujeres no deben competir para puestos de elección popular?
¿Dónde se les perdió la brújula a nuestros vecinos del Norte? La nación de Jefferson y de Franklin, el país de Lincoln y de Roosevelt hoy eleva a un patán sin clase a la presidencia.

Se acerca el invierno.



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