Yo: el discapacitado mental

Los que siguen mis peroratas en el blog que no es mío sino de ustedes ya sabrán de mi parálisis facial y de mi viaje a Tijuana donde me hicieron resonancia magnética de la cabeza, en la cual no encontraron nada alarmante.


Pues semana y media después de que se me cayó media cara de vergüenza, se me cayó la otra mitad. Antes hablaba y comía con trabajo, ahora casi no hablo porque nadie me entiende y tomo yougures y avena casi líquidos.


Vuelta a Tijuana donde el doctor me recetó una bola de medicamentos, que aunados a la bola anterior y a la bola que tomo por la diabetes, se convirtieron en una verdadera bolota.


Nunca mejor empleado el dicho “Salió peor el remedio que la enfermedad” los medicamentos combinados me dieron náusea y vómito, no podía caminar en línea recta ni mantener la mano firme.


Dejé de trabajar dos días y medio, y me daba miedo manejar, al final del segundo día fuí a comprar más yogures y algunos jugos macrobióticos o alguna jalada por el estilo y acabé volviendo el estómago afuera de la tienda de autoservicio.


Puro pinche drama. Dejé de tomar la bola de medicamentos nuevos y ya me siento mucho mejor, habrá que ver si el doctor no toma vacaciones de semana santa para hablarle por teléfono. Por lo pronto mi cuate el dentista ya mandó la lista de todas mis drogas a su sobrina que es doctora, y yo pienso hacer lo mismo con mi amiga que se dedica a lo mismo. Habrá que ver cuales son muy necesarios para matar al virus y de cuáles puedo prescindir.


Pero no escribo para arruinarles el día, sino todo lo contrario, la idea es que acaben con una sonrisa después de perder 5 minutos leyéndome.


De regreso de Tijuana me detuve en una gasolineria con la intención de cargar gasolina y descargar el cuerpo. Había una cola de 5 gentes intentando pagar. Le pregunté al encargado dónde quedaba el baño no con la intención de pasarme a 5 gentes sino porque yo sólo quería una respuesta y no pasarme a nadie. Me dijo que el baño estaba, como siempre, al fondo a la derecha y cuando pensó que yo ya no lo veía hizo un gesto con los ojos y los hombros como diciendo “tenga paciencia, pobre buey…” yo ya no quise pelear y el gesto me dió más risa que otra cosa.


Llevo dos semanas en que hablo como si no pudiera hablar y honestamente ya estoy cansado. Me dicen que debo tardar dos meses en volver a la normalidad y se me hace una eternidad.


Imagínese usted tener un problema con el que lleva años y pensar que nunca va a volver a la normalidad, imagínese usted que la gente piensa que usted tiene problemas mentales cuando usted es como yo, no tan burro. Imagínese que el que la gente haga señales con los hombros o los ojos es parte normal de su vida.


Honestamente no tengo recomendaciones que hacer, tal vez el sólo ponerse en el lugar de alguien así sea suficiente. Yo voy a leer sobre discapacitados mentales y tratar de cambiar mi actitud. No hay respuestas fáciles, yo se que el encargado de la gasolinería no estaba haciendo burla y sin  embargo…


Si tiene usted alguna idea póngala en los comentarios, prometo que la próxima vez hablaré de algo menos serio.





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