Las enchiladas verdes y la política gringa
A veces, explicar el laberinto de fórmulas descabelladas de la política de los Estados Unidos resulta muy aburrido, espero que no sea así en el caso de las referéndums y las peticiones.
Hay dos tipos de democracia: La representativa y la participativa.
Sin entrar mucho en detalles, en la representativa, como su nombre lo indica, uno vota en la elección de representantes. Uno elige al mejor, o al menos burro de los candidatos para que lo represente a uno. El único momento en que uno tiene poder (soberanía) es cuando uno elige a su burro favorito para que haga leyes.
En la democracia participativa, uno participa. Cuando se trata de hacer una ley nueva, todos votamos y hacemos leyes, o sea, participamos.
En California, al igual que en muchos otros estados de la Unión Gringa, se dan las dos cosas. Se eligen representantes pero también se crean leyes de manera directa.
Esta creación de leyes, se llama referéndum o petición y es, igual que el resto de la política, una ilusión. Me explico.
«Las peticiones deben ser firmadas por votantes inscritos en una cantidad equivalente al 5% de los votos emitidos para todos los candidatos a Gobernador. El número total de firmas requeridas a partir del 4 de noviembre de 2014 es de 365,880».
¿Se imagina usted? ¡Hay que juntar trescientas sesenta y cinco mil firmas! ¿Quién que no tenga mucho dinero (y mucho que ganar) puede juntar tantas firmas? Es clásico ver gente, fuera de los supermercados, tratando de juntar firmas. Una pequeña cantidad de los activistas que se dedican a ello son jóvenes idealistas luchando por lo que ellos consideran correcto, la gran mayoría sin embargo, son gente pagada. Así es. Si usted tiene mucho dinero y quiere pasar una nueva ley, le paga a mucha gente para que junte muchas firmas. Ese es el primer paso.
Una vez que se juntan las firmas y la petición se pone en la boleta de votación, hay que convencer a la gente de que vote…
Vamos a poner el ejemplo de la petición de las Enchiladas Verdes… Conforme se acerca la elección, los que quieren que la petición pase contratan spots de radio y televisión, sobre todo de radio. Estos anuncios explican cómo la petición de las Enchiladas Verdes es lo mejor que puede pasar, si usted vota «NO», está votando contra el bienestar de los ancianos. Al final, es la salud de su propio abuelo la que está en juego.
Los que no quieren que pase, también contratan radio y televisión y dicen que un voto «SÍ» a la petición de las Enchiladas Verdes pone en peligro a los bebés del estado. Así como lo oye usted, los bebés pueden sufrir consecuencias serias si usted vota «SÍ»… ¿Quiere usted a su bebé? ¿Quiere un mejor futuro para las nuevas generaciones? ¡Entonces vote «NO»!
Los anuncios se repiten, uno tras de otro y al final, los que tienen abuelos votan de una forma y los que tienen bebés de otra, y los que no tienen ni lo uno ni lo otro, acaban votando por lo que sugiere el último anuncio que escucharon.
¡Pero si es muy fácil! Me dirá usted, lo único que hay que hacer es leer la petición para tomar una buena decisión... ¡Ojalá y la cosa fuera tan fácil!
En el caso de la petición de las Enchiladas Verdes, el texto explicaría que la petición es para «Decir no a la no importación de Enchiladas Verdes». ¿Quién entiende eso? Prácticamente nadie. Las peticiones están escritas para que uno vote «SÍ» cuando quiere votar «NO», y «NO» cuando quiere votar «SÍ» . Se necesita una maestría en leyes para entenderlas.
Y ahí no acaba la cosa…
Al final la ley votada puede ser anticonstitucional, como en el caso de la infame proposición 187 que negaba derecho a los hijos de indocumentados a ir a la escuela… Se peleó hasta la Suprema Corte, donde le dijeron a los racistas «NO».
Hay otras leyes, como la de crear un tren rápido de Los Ángeles a San Francisco, por la que la gente votó que «SÍ» , pero votó que «NO» a la hora de crear impuestos para pagarlo. Así que se quedó en puro proyecto.
La última Enchilada Verde es la legalización de la marihuana, la gente votó «SÍ», pero, como sigue siendo ilegal a nivel federal, ha resultado en todo tipo de complicaciones que nadie entiende… mucho menos los pobres marihuanos…
O sea: ¡sí, pero no!
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