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Funeral…
Ayer me tocó, por primera vez, asistir a un funeral en estos Estados Unidos… experiencia interesante.
Murió la madre de mi jefe/socio y yo, que hago todo lo posible por evitar funerales, no tuve otra alternativa que asistir.
La señora murió de insuficiencia cardiaca en un hospital. Los hospitales conservan el cuerpo por 4 días. Byron, que así se llama mi socio, pidió que alargaran el periodo otros dos días.
Ahí empezó el segundo suplicio, yo estaba presente cuando habló a la funeraria donde su madre había comprado un terreno junto al de su esposo. No encontraban la información, cosa increíble en esta era de computadoras. Hubo que revisar todos los papeles de la señora para encontrar el contrato. La representante de la funeraria mencionó el costo de un funeral modesto: tres mil seiscientos dólares.
Yo estoy muy desconectado de los funerales en México, pero en este país de gringos, el negocio de la muerte es, sin metáfora, un negocio de buitres.
De alguna manera, el costo subió de 3,600 a mas de diez mil dólares. Hay renglones en la factura que uno puede omitir o comprar en otro lado… Las flores cuestan 700 dólares, pero uno las puede comprar en otro lado, la camioneta de las flores no se puede omitir y esa cuesta 300 dólares. Uno se pregunta por que es obligatorio pagar por la camioneta de las flores si uno trae sus propias flores, uno se pregunta muchas cosas y la única respuesta es que los funerales son negocio de buitres.
El ataúd costaba mil cuatrocientos en la funeraria, mil en Amazon y novecientos en una empresa de internet. Hablaron a la empresa de internet, donde les informaron que entregaban ‘al día siguiente’ ‘en cualquier lugar del país’ sin costo adicional. Hicieron el pago. Al día siguiente recibieron llamada de la empresa de internet: La entrega tardaría dos semanas, si querían el ‘servicio exprés’ tenían que pagar otros doscientos dólares.
Los buitres siguieron su labor… ya no me entere de todos los detalles.
Después de 5 días, el cuerpo fue trasladado a la funeraria. El funeral tuvo lugar dos semanas después de la muerte. Gran diferencia con los funerales mexicanos que son, normalmente, al día siguiente.
El largo periodo de espera hace que la familia tenga tiempo de procesar el dolor, hubo mucho pero mucho menos llanto que en un funeral mexicano.
Un amigo de Byron toca el piano y otro el saxofón, tocaron música diversa mientras la gente llegaba a la capilla, mi mujer no pudo asistir por su trabajo, la segunda de mis hijas me acompañó. Nos sentamos en la parte de atrás de una capilla muy sobria, sin símbolos religiosos, en lo alto de un monte con una vista espectacular. La ausencia de cruces y santos me la explico proque habiendo una población muy diversa en el sur de california, la misma capilla se puede utilizar para ceremonias de diferentes religiones.
El pastor seguro tiene mucha experiencia porque, con base a los datos que le proporciono Byron, pudo hacer una pequeña historia de la vida de la señora. Viuda con dos hijos en la preparatoria, tuvo que buscar trabajo por primera vez en su vida y acabo haciendo disfraces en Knott’s Berry Farm, que un parque de diversiones con el tema del oeste.
La parte del discurso que no le gusto a mi hija, aparte de todas las menciones a “el valle de las sombras de la muerte” fue cuando el Pastor platicó sobre sus propias perdidas, la de sus padres y la de su hija. Según mi hija, debió haberse limitado a hablar de la señora y no de sus propios muertos.
Después del pastor, invitaron a la familia a decir unas palabras. Byron recordó como su madre era tan buena para la costura que siempre ganaba premios en la escuela, describió algunos de sus disfraces de Halloween. Emotivo, pero no dramático, hablo de su madre y nos hizo a todos conocerla un poco más.
En le pasillo izquierdo mostraron varios oleos de la señora que además de ser buena para la costura era buena para la pintura. En dos pantallas grandes, aparte de la publicidad de la funeraria, Byron hizo una presentación de fotos de la señora que en sus tiempos era muy guapa.
El coordinador del funeral iba dando instrucciones a la gente. Explico que era hora de mostrar respetos a la familia, nos tocaba ir primero y yo no tenia idea de lo que debía hacer. Nosotros estábamos del lado derecho y en el lado izquierdo estaba un buen amigo con su esposa. En lugar de salir por nuestro lado, decidí seguirlos por el otro lado para hacer lo mismo que hicieran ellos.
Se va formando una cola y uno abraza da el pésame a cada uno de los miembros de la familia que están sentados en primera fila.
De ahí nos dijo el coordinador que iba a salir la carroza fúnebre y había que seguirla en caravana. Como fuimos los primeros, tuvimos que esperar un rato. Los tripulantes de la larga fila de autos prendieron sus luces preventivas. Yo hice lo mismo.
El cementerio no es a lo que estaba acostumbrado en México, le llaman “Memorial Gardens” o Jardines del recuerdo y no hay criptas ni mausoleos, es un jardín muy grande con placas que conmemoran a los desaparecidos, de esta manera hacen buen uso del terreno, no hay “pasillos” y uno camina sobre las tumbas.
Había un toldo con sillas y el pastor dio otro discurso, mostró tres flores, una roja que representa el amor de Cristo, una blanca que representa la pureza y una amarilla que representa el oro con que esta pavimentado el camino al cielo, la amarilla nos dijo, es la más importante. Siguiendo las instrucciones del coordinador, se formó una cola y cada quien tomo una flor y la depositó sobre el ataúd.
Nos invitaron a un restaurant italiano con buena comida y mejor vino. Un funeral nunca es una ocasión para celebrar, pero, de los que me ha tocado asistir, este fue en el que encontré menos drama. Cosas de una cultura diferente.
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