¿El Soccer de Trump o el Fútbol de todos?



En el universo paralelo en el que habita, hay que agradecer a Donald Trump por el trabajo duro en que se empeñó para lograr que, en el 2026, la copa del mundo se juegue en México, Canadá y los Estados Unidos.

El esfuerzo de los tres países se inicio hace 14 meses, mucho antes de que el patán llegara a la Casa Blanca.

La copa se jugará, básicamente en los Estados Unidos. 60 de los 80 juegos, así como todos los partidos a partir de los cuartos de final se jugarán ahí. De los restantes 20, 17 se jugarán en Canadá y solo 3 en nuestro querido país.

La federación de futbol de los Estados Unidos (ellos le llaman Soccer) no necesitaba de socios, fue, si acaso, un acto de inclusión, de hermandad en el deporte lo que les llevó a compartir. Inclusión, hermandad, términos que uno nunca escuchará en boca de Trump.


Trump se regodea con su “logro” pero la realidad, terreno que no suele visitar, habla de que los 3 países perdieron votos por su presencia en la Casa Blanca. La prohibición del ingreso al país de ciudadanos de algunas naciones árabes, la desgracia en que se ha convertido la frontera con México, donde pretende erigir el muro de la vergüenza y muy en especial su comentario sobre «shithole countries» o «países de mierda», no fueron, no pueden haber sido, motivos para que alguna nación votara a favor en una elección donde cada país tiene un voto.

Trump, que no puede dejar pasar la oportunidad de hacerse de crédito ajeno, mandó 3 cartas a la FIFA, en las que especificaba que «Todos los atletas, funcionarios y fanáticos elegibles de todos los países del mundo podrán ingresar a los Estados Unidos sin discriminación». ¡Qué noble! Me imagino que también quiere que se le agradezca el que, durante el más importante evento deportivo del planeta, los atletas no sean discriminados… Gracias pues, señor Trump.

Al final, los tres países miembros del TLCAN lograron más del doble de votos que su más cercano competidor, Marruecos, 143 contra 65.

El Soccer, como le llaman ellos, todavía no logra tener en los Estados Unidos los niveles de popularidad que tiene en el resto del mundo. Mas de un estadounidense se ha sorprendido al enterarse de que su famoso «Super Bowl», no es el evento deportivo mas visto en el planeta. Algunos comentaristas, haciendo gala de la clásica arrogancia propia del imperio, dicen que habría que hacer las porterías mucho mas grandes, para que haya más «goles» que puedan atraer al publico gobernado por Trump. En su total miopía no alcanzan a entender la sorpresa de quien los escucha y piensa “¿Habrá que acabar con el deporte más popular del mundo en su versión original para que «Johny» quiera verlo?”

Afortunadamente, Trump nunca jugó «Soccer». De haberlo hecho, hoy nos diría que de joven fue mucho mejor jugador que Pelé. Y es que así funciona la mente de un megalómano: Como jugó beisbol de joven, declaró que era el mejor jugador de beisbol de Nueva York (en la época de Mickey Mantle y Roger Maris).

Cada cuatro años, el mundo vive y disfruta de la copa del mundo. Un evento en el que realmente participa todo el mundo, a diferencia de eventos como la «Serie Mundial» de beisbol. Que puede ser todo menos «mundial» …

Ojalá y en el 2026, podamos disfrutarla más tranquilamente, sabiendo que uno de los capítulos mas obscuros de la historia de nuestro vecino del norte se convirtió solo en eso, en un «pasado vergonzoso».

Escribo esto después del segundo triunfo de nuestra selección.  En un mundo de noticias obscuras, donde tenemos que escuchar el llanto de niños arrancados de los brazos de sus madres, los 90 minutos que nos regalan nuestros jóvenes seleccionados son como un vaso de agua muy fría en el desierto más candente. ¡Vamos México!



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