Roma, "Las Olvidadas".

¿Por qué me gustó tanto Roma?


Puede parecer que soy “cultista” o “intelectualoide” o algún otro término que describa lo que los gringos llaman “snob” y muchos mexicanos simplemente "mamón"... Honestamente no creo que ése sea el caso.


Me gustó y me gustó mucho, sobre todo porque me recordó alguna parte de mi infancia, mis primos vivían en esa casa en esa colonia. La señora que los ayudaba se llamaba Patricia y tenía un hijo: Jorge.


El cuidado de todos los detalles y hasta la elección de filmarla en blanco y negro me hicieron sentir que todo, absolutamente todo era real. El sonido del de los camotes, el del afilador de cuchillos, la banda de música, elementos todos presentes en mis recuerdos.

Image result for roma


Siempre he sentido algún tipo de fascinación por el “otro”, en este caso, la empleada doméstica que es parte de la familia pero a la vez no lo es. La que se sienta a ver televisión con todos pero debe estar lista a servir los deseos de los patrones, “tráigale un tecito al señor”...


Las empleadas domésticas son México, son tan México como los niños que van a la escuela y pueden acabar siendo directores de cine.


México es, a fin de cuentas, una sociedad clasista y racista. Las empleadas domésticas son un pequeño blip en el radar de “la señora” que usa términos despectivos cuando se refiere a ella: “chacha”, “gata”.


Cuarón nos explica sin más, que el “otro” México existe y es real, que los seres humanos, sea cual sea su color de piel o lenguaje son humanos, tan humanos o quizá más humanos que “la patrona”. El heroísmo de Cleo la pinta como una mujer extremadamente fuerte, capaz de prodigar un amor sin límites a unos hijos que aunque no sean suyos, de alguna forma lo son.


Buñuel nos regaló un retrato del México miserable en “Los Olvidados”, Cuarón pudo, muy bien titular su película “Las Olvidadas”, las mujeres sin historia que nunca tienen “el papel principal”, que son la comparsa en este México nuestro. Por eso y mucho más disfruté “Roma”, porque pinta un retrato real de una parte de México que preferimos olvidar y que sin embargo está ahí y sigue estando aunque se olvide. Nunca supe qué fue de Patricia y de su hijo Jorge, quiero pensar que la vida los trató tan bien como Patricia trató a mis primos.



Comentarios

Entradas populares