Tolerancia

Libertad, Igualdad y Fraternidad. El lema oficial de la República Francesa fue eliminado una vez por la monarquía, otra por el imperio y la tercera por el nazismo que lo sustituyó con “Trabajo, Familia, Patria”... Al final, el lema sigue ahí después de casi doscientos treinta años.

Salvo por unos cuantos nacionalistas blancos, la idea de “Igualdad” está impregnada en las democracias occidentales y sin embargo… Cuando es la religión la que se opone a algo que nos parece tan razonable como la igualdad, se nos habla de tolerancia… tienes que ser más tolerante me han dicho más de una vez. Los creyentes también tienen derechos.

Indudablemente que los creyentes tienen derechos, lo que nadie tiene, o debería tener, es el derecho a discriminar.

Nadie va diciendo por ahí que hay que tolerar al nazismo porque al final “los nazis también tienen derechos”. Al contrario, los repudiamos y al hacerlo, nos asiste la razón.

Nadie aprueba la esclavitud, aún cuando en el Nuevo Testamento, San Pablo pide lo siguiente: “Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”.

Nadie dice “el matrimonio entre negros debería tener otro nombre o estar prohibido”, pero cuando alguien dice “el matrimonio entre homosexuales debería tener otro nombre o estar prohibido”, la cosa cambia. Y es que la religión, que todo lo emponzoña, nos obliga a creer que ahí sí, tenemos que obedecer el mandato divino.

La palabra tolerancia es clara, nos grita “hay que aceptar al otro”, pero cuando hay que ser tolerante de los que no aceptan al otro nos queda la duda. ¿Es importante ser tolerante de la intolerancia?

Libertad, Igualdad y Fraternidad. No deberían ser sólo el lema de la República Francesa sino el lema de la humanidad toda.



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