Medio del camino

No encontré la traducción correcta para “Middle of the road” que es lo que mi amigo gringo me sigue diciendo. Según él, me tengo que mover al medio del camino, en lo que se refiere a la política.


Este es un buen amigo, alguien con quien no quiero pelear, pero alguien que, además de ser un buen humano, es alguien que aparentemente no entiende que no hay “medio del camino”.


Yo insisto que no hay medio del camino con Ku Klux Kan, el insiste en que estoy exagerando al usar el término KKK. De acuerdo, le digo, no voy a usar KKK que es un término para explicar a los americanos racistas, si no quieres que diga KKK le digo, voy a decir Nazi. No hay medio del camino con Nazis. 


Otra vez escucho que estoy exagerando y que me debo “mover” al medio del camino.


El presidente de Estados Unidos, que es de quien estamos hablando, dijo alguna vez que el hijo de mexicanos (nacido en Indiana) no puede ser un juez imparcial. 


Le digo a mi amigo que esto querría decir que ni mis hijas, nacidas en México ni mis futuros nietos, hijos de mexicanas,  podrían ser jueces imparciales. Mi amigo insiste en que yo llevo las cosas al extremo. Que hay que buscar ese famoso medio del camino.


Insisto, tratando de no terminar mi amistad en que eso que dice Trump, además de llamar a los mexicanos  violadores y traficantes es racismo y que yo no puedo encontrar algún medio camino con el racismo.


Este amigo no es Trumpista, es un buen humano que quisiera que todos los Estadounidenses encontraran forma de convivir sin odio. Eso lo entiendo. Estimo a mi amigo pero me siento obligado a estar en total desacuerdo.


Tengo otro amigo, al que últimamente he encontrado muy difícil seguir contando entre mis amigos. Para no complicarme le voy a llamar socio. Este socio fue mi jefe por mas de veinte años,  hoy hacemos trabajos juntos. Sabiendo que escucha a “Fox News” constantemente, he tratado mucho de evitar el tema de política. 


No creo ser el único mexicano que evita el tema de política con sus relaciones de trabajo, sabiendo que las opiniones de un Trumpistas serán muy ofensivas.


Por meses he evitado el tema Trump para continuar con la relación laboral. Alguna vez le pregunte si creía que el presidente era inteligente. El dijo que para hacer tanto dinero tendría que ser inteligente. Mordiéndome los labios no dije que bastaba oir un discurso del presidente para ver que tan estúpido era. Me gustan los lenguajes, me gusta mi español y casi tanto al inglés mi lenguaje anfitrión. 


Siempre disfrute los discursos del presidente Obama. El discurso de Trump es un insulto al lenguaje, su vocabulario es muy limitado y repetitivo.


Alguna vez dije que la gran admiración del presidente Trump entre casi la mitad de los estadounidenses es su lenguaje. Son millones de estadounidenses que no tuvieron acceso a educación de primer mundo.


Los millones que no alcanzan a entender un discurso de Obama se sienten despreciados. Llaman a los educados “elites”. Odian a los que no entienden. Admiran a Hollywood, la violencia y las armas son parte de su forma de ser, pero, tan pronto como alguien del mundo del cine expresa una opinión es, inmediatamente odiado.


Alguna vez he traído argumentos demoledores a mi socio, alguna vez le dije que Trump quien evito ir a la guerra por su país había llamado a McCain “no héroe”. Mi socio me dijo que McCain había sido atrapado en Vietnam. Basta leer la vida de McCain que se escribe como la biografía del heroísmo.


No quiero argumentar con mi socio, al punto de que pueda acabar perdiendo negocios por que no puedo callar mis opiniones.


Tengo hijas, mi socio tiene hijas, Trump ha llamado a mujeres “Puercas y perras”, alguna vez dijo que de los ojos y de “ustedes saben donde” le había salido sangre.  La lista de insultos es larga, no quiero repetirla.


Soy mexicano, lo mismo que el jardinero de mi amigo y la señora que le ayuda a limpiar su casa. Mi socio piensa que llamarnos violadores y traficantes es algo aceptable.


Un hondureño se casó con la hija de mi socio. Trump ha dicho que los hondureños, aparte de venir a asesinarnos traen toda clase de enfermedades, incluida la lepra.


El amigo que me pide ir al medio del camino no entiende que el sólo hecho de hacer negocio con un Trumpista es, para mí, ir demasiado al medio del camino.







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