¡Gandalla cabrón!
Me tocaba ir a la terapia física en Calexico. 44 grados centígrados. Yo nunca me he considerado gandalla o cabrón, al contrario, he sido víctima de algún gandalla cabrón con el que me he atravesado en la vida.
Hay una nueva “pasada al otro lado”, con paso a desnivel y toda la cosa. Ahí te voy, normalmente hay tres filas de carros, a veces dos, hoy sólo había una. Sin pensarlo mucho me aventuré por uno de los carriles vacíos pensando ¿Qué puede pasar?
Paso 20 carros, no pasa nada, paso otros 20, lo mismo, sigo, debo haber pasado unos 80 a 100 carros. Llego a donde se cierra el carril por el que voy, pienso que me tengo que meter frente alguno de los pobres sufridos de la pasada. El primero no deja espacio, el segundo menos, el tercero tampoco. Llega el cuarto, una buena alma que me deja pasar.
Crucé la frontera en unos 15 minutos, tuve tiempo de ir a comprar burradas antes de la terapia.
Pensé que la conciencia no me iba a dejar en paz. Me repetía que iba al "doctor", que hacía mucho calor, que la última vez casi me deshidrato, me repetía que estoy viejo y otros pretextos similares.
Lo que no sabía es que mi conciencia, al parecer, es una gandalla cabrona. ¡Ni modo!
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