Populismo: El azote de nuestro siglo.

No miente Trump. No miente. En su megalomanía acaba creyendo todo lo que quiere, el deseo se convierte en realidad, en una realidad inventada por su mente. Todos los días se despierta a repetir que él ganó la elección del 2020. Lo dice porque lo cree. En su mundo personal creado por su delirio de grandeza, él y sólo él hizo de los Estados Unidos grande otra vez, y está listo a hacer de su país grande otra vez, otra vez en 2024.

Desde la derecha política, el culto a la personalidad de Trump se parece mucho al culto por el presidente mexicano. Desde la izquierda, López repite: Yo, sólo yo, soy capaz de hacer de México una Dinamarca tropical.

Igual que Trump, López acaba convirtiendo sus deseos en realidades, en sus realidades. En su mundo basta que él lo quiera para que desaparezca la corrupción, los datos no son importantes, lo mismo que que la violencia, que se mide por el deseo del presidente y no por el número de muertes. Su Zar de la pandemia recibe premios en un mundo imaginario, aunque nuestro país esté en el cuarto lugar mundial de muertes por el COVID.

Trump y López son aparentemente muy diferentes, al final, basta escucharlos y escuchar, sobre todo a sus seguidores, para ver que son el mismo producto de fenómeno que azota al mundo del siglo XXI, el populismo.

Las Filipinas, Brasil, Hungría, Estados Unidos y nuestro querido México tienen a su ídolo local que puede, con solo quererlo, hacer paraísos en la tierra. Uno quisiera pensar que el populismo no es más que una nueva moda política que lleva a incompetentes populares al poder, y que al final, pasará como pasan todas las modas. El Populismo se nutre del odio, ése es el mayor problema. La división, los “nosotros” contra “ellos”. Están conmigo o contra mí, repiten los populistas alrededor del mundo. Están con “nosotros” o están contra “nosotros”. Al final cada uno define el “nosotros” y el “ellos”. Raza, nacionalidad, estatus económico, educación, todos los que no aplauden al líder son “otros”, son mentirosos, fake news, aunque presenten pruebas. Al líder no le hacen falta las pruebas, basta su palabra, hay que creerle y los que no le creen son “otros”, a los que hay que odiar porque nos hacen daño, son los que se oponen al progreso, al bien que sólo el líder nos puede proporcionar.

Trump llegó a pedirle a sus seguidores que no creyeran en lo que vieran, sino lo que él dijera. Nuestro Trump tabasqueño parece decir lo mismo todas las mañanas. El 6 de enero, seguidores de Trump asaltaron la casa de la democracia de nuestros vecinos, 5 muertos, entre ellos 3 policías, 150 heridos. Algunos seguidores de Trump dicen que el 6 de enero no fue el final sino el principio. Viendo las similitudes entre los dos líderes, y entre sus seguidores a los dos lados de la frontera, tengo que expresar mi preocupación por la pesadilla que puede ser un 6 de enero mexicano.



Comentarios

Entradas populares