Pintura y Programación: Creando con Inteligencia Artificial
En un momento de ocio, veo un video en YouTube sobre estadísticas relacionadas con la programación. Me salté la sección de "lenguajes más usados" y otros datos similares. Donde realmente me detuve fue en los números de desarrolladores de software por edad… Yo tengo 66 años. La información se desglosa por intervalos de cinco años y se detiene en 65, así que me entero de que solo el 0.5 % de todos los programadores del mundo… Es bueno sentirse especial, chingao.
Pensaba que ya había experimentado todo en el mundo de la programación… Estaba equivocado: nunca había programado con la ayuda de la Inteligencia Artificial.
Últimamente, me ha dado por pintar. Espero tener pronto una exposición, así que alguien tomó fotos de mis cuadros, y decidí crear una "galería" para mostrar mi trabajo en Internet.
La idea era crear un sitio rápidamente y aprovechando las nuevas tecnologías disponibles. Entre mi trabajo como programador y mi afición por la pintura, no quería dedicarle demasiado tiempo.
En mi primer enfoque me puse a buscar plantillas gratis otra intención muy importante es no gastar en mi sitio. No encontré alguna que me gustara y las que valen la pena, no son gratis.
Hay mil formas de crear tu sitio, y muchas compañías te llevarán de la mano si decides intentarlo. Yo había oído hablar de Google Sites, así que allá fui. Seguí todos los pasos: desde crear un usuario con mi firma, Orbaneja, hasta subir fotografías y entrar a sites.google.com. La plataforma es muy fácil de usar, y unos cuantos clics después ya tenía un sitio con mis pinturas. Sin embargo, el producto es bastante limitado: cualquier intento de cambiar lo que podríamos llamar las "bases" fue imposible. Créeme, me tomó un buen rato intentarlo.
Siguiente paso:… ¡inteligencia artificial!
Ya había usado Claude.ai, así que me lancé: quiero crear mi sitio web con la galería de mis pinturas. Le expliqué lo que quería y, comenzando desde cero, me sugirió instalar el editor de texto más popular para programar. Después, me pidió que creara la estructura de los archivos necesarios.
Fiel a mi estilo, decidí pedirle a Claude que creara los archivos por mí. Me proporcionó un archivo .bat (un tipo de archivo que guarda instrucciones) y me explicó cómo ejecutarlo… ¡archivos creados!
El segundo paso fue aún más interesante: Claude generó tres archivos clave para el sitio web—el "cuerpo" (HTML), los "adornos" (CSS) y las "instrucciones" (JavaScript)—y además me dio instrucciones para probar el sitio en mi computadora.
Hasta ahora, Claude: 1, Luis: 0. Lo que siguió fueron 6 o 7 horas de ajustes, mejoras, errores y reintentos. Muchas cosas las habría cambiado o mejorado por mi cuenta, pero el objetivo era dejar que Claude hiciera todo el trabajo. Un ejemplo de sus aportes fue cuando le pedí combinaciones de colores y fuentes distintas; cada vez que Claude sugería algo, yo aplicaba los cambios. Finalmente, le pedí que añadiera una opción para cambiar estilos al presionar un botón.
Al final, el sitio quedó excelente. Yo manejo toda la tecnología que usamos, y claro, hubo partes que podría haber hecho yo en lugar de estar pidiéndole cada cosa al pobre Claude.
Conclusión: Claude fue un asistente excepcional, prácticamente hace todo, pero hoy sigue necesitando un programador que pueda comunicarle las expectativas. Pronto, veremos a Claude o a sus “primos” haciendo lo que me tomó 7 horas, en el tiempo que nos tardemos en decir: "Quiero un sitio que haga esto y aquello."
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